REVISTA DE POR ACÁ

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martes, 3 de marzo de 2009

UABC: ¿conflicto en puerta?









¡El Sindicato de Profesores Superación Universitaria (SPSU) de la UABC, por fin está dando señales de vida! Ante lo que consideran una intromisión de la Secretaría de Educación Pública en la vida interna de nuestra máxima casa de estudios, y que de aceptarse conllevaría un perjuicio a sus propios derechos laborales, los académicos afiliados a dicha organización han protestado ante la rectoría.

Según se explica en el documento cuya copia recibí y que he incorporado a la presente entrada, el subsecretario de Educación Superior de la dependencia federal, doctor Rodolfo Tuirán, solicitó a las autoridades universitarias que todas las escuelas, facultades e institutos emitan listas de asistencia del personal académico, incluyendo a todos los docentes e investigadores.

Dicha acción deberá realizarse como parte de la rendición de cuentas que debe efectuar la UABC ante la Auditoría Superior de la Federación, por el hecho de ser beneficiada con recursos federales, los que debe comprobar completamente.

Pero los académicos de la universidad elevaron sus protestas, pues --tal como informa el dirigente sindical Juan Guillermo Espinoza Aguilar, en el oficio enviado al rector Gabriel Estrella Valenzuela el pasado 26 de febrero--, en 2003 el entonces rector Alejandro Mungaray Lagarda (actual secretario de Desarrollo Económico del estado) comunicó por escrito a la organización sindical

que los maestros de Tiempo Completo, Medio Tiempo con definitividad y los de asignatura con determinada antigüedad, quedaríamos eximidos de firmar las listas de control asistencial (...)

Espinoza Aguilar aclara en su oficio que dicha práctica se ha desarrollado desde entonces como "hecho constitutivo de la costumbre" (bajo el amparo del artículo 17 de la Ley Federal del Trabajo).

Informa que el SPSU se comunicó con la Confederación Nacional de Trabajadores Universitarios --a la que está afiliada--, y ésta le confirmó que la SEP

es respetuosa de la Autonomía de las Universidades, por lo tanto ajena a la regulación interna que norman sus relaciones laborales académicas y, (sic) sin facultades para obligar a modificar su normatividad.

Aclara que la medida solicitada por la secretaría es innecesaria, pues ya la misma UABC vigila el cumplimiento de las obligaciones de su personal académico, "en los términos de los Contratos Laborales correspondientes, realizándose en su caso la compulsa entre nóminas y los registros de asistencia" --aunque recalca que dichos registros no se acostumbran desde 2003 .

En consecuencia, el dirigente sindical rechaza que la Secretaría de Educación Pública pretenda intervenir en la vida interna de las universidades, ya que esto sería violatorio de la autonomía de las instituciones de educación superior.

Enseguida señala:

(...) Nuestros derechos en el caso que nos ocupa están tutelados, protegidos por nuestro Contrato Colectivo de Trabajo vigente, por lo que se conoce como Fuente Formal del Derecho "Usos y Costumbres".

Y, tras expresar su deseo de que se reconsidere la aplicación de la medida solicitada por la dependencia federal, advierte que ésta ha "alterado la tranquilidad laboral, que dará nacimiento a un Conflicto Colectivo de Naturaleza Jurídica".


¿Qué han hecho?

Hasta aquí este capítulo de la historia, importante para todos porque es prácticamente inédito en los últimos lustros de la UABC. Cuando en muchas universidades del país se han enfrentado abiertamente conflictos laborales --la huelga reciente efectuada en la Universidad Autónoma de Baja California Sur es un ejemplo de esto--, en nuestra máxima casa de estudios se ha vivido una modorra que ha mantenido felices de la vida a quienes realmente la gobiernan: los poderes político y económico del estado.

Las consecuencias de este sopor ya han sido denunciadas por no pocas voces, aunque con un debilísimo eco: las generaciones de egresados de nuestra universidad en los veinticinco años recientes nos caracterizamos por la mediatización de que hemos sido objetos.

Al interior de la propia UABC, opositores al actual estado de cosas --como los catedráticos de la Facultad de Derecho Daniel Solorio y Arnoldo Castilla-- han señalado en diversas ocasiones este secuestro de la capacidad crítica de la juventud bajacaliforniana que se ha llevado a cabo en las aulas universitarias (el término "secuestro" es de mi propia acuñación).

El día de hoy el diario La Crónica publica una entrevista con la analista política Denisse Dresser, quien comenta que --como antigua maestra en el ITAM de muchos de los funcionarios de la administración calderonista-- se apena de la formación que ella y sus compañeros docentes les dieron a sus alumnos en el nivel superior:

(...) hemos creado politólogos que sienten que el marketing político, que la imagen, las encuestas importan más que la labor de gobierno (...)

¿Cuál será el sentir de las autoridades y los catedráticos de la UABC? ¿Realizarán, habrán realizado alguna vez algún examen de conciencia ante las generaciones que han creado en las dos últimas décadas: cada vez más mecanizadas y deshumanizadas, masa acrítica de lamentable pobreza política? Supongo que las autoridades no tienen ni siquiera un asomo de remordimiento, finalmente están ahí para controlar a los estudiantes. Pero, ¿los catedráticos, los investigadores, que en su gran mayoría se han mantenido por años en la casi total sumisión?

Qué bueno que hoy empiezan a protestar, y ojalá lo hagan con energía. Debemos apoyarlos en la defensa de sus derechos legítimos.

¡Pero qué lástima que han permitido que todo este tiempo nuestra universidad haya sido arrebatada a la sociedad que la creó y la mantiene, y a la que se debe, para ceñirla en atender los intereses de los grupos de poder!

¡Ojalá pronto también protesten por la universidad que ellos mismos han ayudado a crear!

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