REVISTA DE POR ACÁ

Con el objetivo de mostrar la cultura regional en todos sus aspectos, apareció en su segunda época en 2007, en formato electrónico.

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domingo, 8 de febrero de 2009

"Control" a limpiavidrios: ataque a los pobres



Una de las consecuencias del recio avance que está teniendo la derecha en el país es la penalización de los pobres, o al menos el ataque contra ellos. Recientemente en Guanajuato --estado gobernado por el PAN desde hace varios sexenios-- se aprobó, en su capital, la aplicación de penas contra la venta informal y la mendicidad: cárcel de hasta 36 horas o multa de hasta 1,500 pesos.

La disposicíón del ayuntamiento guanajuatense levantó una ola de críticas, porque se llegaba al extremo de penalizar los besos en la vía pública, así como el decir palabras altisonantes --particularmente la palabra güey.

Si bien estos extremos son completamente reprobables en las autoridades, poco se alertó sobre la penalización de la pobreza. (¿Será que la idea no pareció tan mala...?).

Aquí en Mexicali no es nuevo el que se castigue, o se pretenda castigar, al desempleado, al vago, al deportado: desde hace varios trienios ha correspondido a la policía municipal ser la ejecutora de esta medida, sobre todo en la zona centro, al detener a cualquier persona sospechosa ante sus ojos, por su forma de vestir sobre todo.

Se ha convertido en delito la vagancia, como si no tuviéramos el derecho de deambular por la calle por el puro placer de caminar. Y si no se comprueba un "modo honesto de vivir" --es decir, estar empleado--, pues ya es razón suficiente para ser subido a la patrulla.

La Procuraduría de Derechos Humanos ha denunciado en varias ocasiones --sin éxito, como es usual-- que la mayoría de los detenidos por la policía municipal --gente pobre, claro-- finalmente son dejados en libertad por el juez calificador, al no encontrárseles culpables de delito alguno. Mientras tanto, sufrieron la amarga experiencia de la detención, y en no pocos casos la extorsión por parte de los uniformados.

Recientemente, el ayuntamiento se lanzó contra las trabajadoras sexuales, a quienes les dobló el costo de la tarjeta sanitaria. Y aquí fue responsable el cabildo en pleno, pues TODOS los regidores aprobaron la medida. "No creímos que les fuera a afectar tanto", dijo el regidor por el Partido Estatal de Baja California, ese mismo partido que alguna vez se presentó como comprometido con la ciudadanía y ahora ha pasado a formar parte del sistema.

No creyeron... ¡claro...! Con sus altísimos sueldos y sin pagar impuestos, o al menos sin pagar los que deberían, los representantes populares y los funcionarios públicos cada vez están más lejanos de la población, pierden el piso.

Ahora, en tiempo de crisis, para las dulces conciencias de quienes se avengüenzan de la pobreza, pero que no hacen nada porque ésta se elimine o al menos disminuya, los mendigos, los limpiaparabrisas, los vendedores ambulantes son personas que deben quitarse de su vista.

Y los culpan de todo, descargan en ellos su frustración de un presente ominoso y un futuro de negrísimos nubarrones. Si andan libres, piden contra ellos la cárcel. Si están presos, penas mayúsculas para que no salgan --si es posible, cadena perpetua o la misma muerte.

Todo, con tal de que no les recuerden que nuestra sociedad es cada vez más injusta, más inequitativa, más excluyente... Para no verse en ese espejo y no sentir el temor de alguna vez estar en ese lado de la segmentación social.

Más grave es cuando desde los medios de comunicación se azuza para estas campañas de rencor social. Particularmente el diario La Crónica desde hace varios años ha sido ariete en esta cruzada antipobres.

Lejos están los años en que esa empresa periodística inició una campaña a favor de los niños de la calle. Muy pronto los olvidó; luego se preocupó por la contaminación de la ciudad, después por la selección de las siete maravillas cachanillas, por el funcionario más guapo y frivolidades por el estilo.

A la par, inició --hace alrededor de cuatro años, creo-- una campaña para desalojar a los migrantes que pernoctan --o pernoctaban-- en los jardines de Rectoría. Sus reporteros recorrieron la avenida Reforma entrevistando a los vecinos, para que expresaran su inconformidad con que esos potenciales delincuentes permanecieran ahí.

Contra los limpiavidrios se ha manifestado una vez sí y otra también. Y sí hay que reconocer que estas personas causan molestia a más de un automovilista, y seguramente habrá quienes se aprovechan de la buena voluntad de los conductores para robarlos. Con toda seguridad eso ocurre en ocasiones.

Pero La Crónica omite pronunciarse contra las causas de este fenómeno social: la injusta distribución de la riqueza, la inhumana política económica que desde hace cinco lustros nos mantiene estancados, sin desarrollo; y las gestiones de gobiernos priístas y panistas que solamente están para servir a las élites, no a la sociedad en su conjunto.

Eso no dice La Crónica. Se lanza contra los más débiles, los pobres, los de la calle, los que salen cada día a buscar el sustento para las horas que siguen. Y magnifica situaciones que le sirvan para su causa.

Hoy ha publicado la siguiente nota en su edición impresa. Una etapa más de esta cruzada, ante la cual debemos manternos alertas:


Proponen controlar a “limpiavidrios”


Se ponen muy agresivos y no hay dónde quejarse

Adriana Buendia

Algunos usuarios de la Garita del Centro de Mexicali comentaron que las personas que limpian los parabrisas de los vehículos que van a Estados Unidos deberían de ser supervisados por las autoridades.

Expresaron que la razón se debe a que en ocasiones presentan actitudes muy agresivas con los choferes y no existe una forma de quejarse de ellos.

José Sandoval recomendó que al igual que los vendedores ambulantes se haga una lista de los limpiaparabrisas que quieran trabajar en la línea.

“Sería bueno que se detectaran a “los buenos” que realmente sí quieran trabajar y les den una camiseta con un distintivo como a los vendedores ambulantes, para saber quiénes son de confianza”, mencionó.

Armando Silvestre, de 35 años de edad, comentó que la imagen de los limpiaparabrisas deja mucho que desear, provocando la desconfianza de los usuarios.

“Ellos (los limpiaparabrisas) no son como los vendedores ambulantes que se ganan la vida honradamente, uno a veces no sabe qué intenciones tengan cuando se acercan a los vehículos”, aseguró.

Manuel Medina, de 46 años de edad, afirmó que se ha percatado que los limpiaparabrisas tienen actitudes agresivas con las mujeres que van al volante de los vehículos.

Otro usuario llamado Carlos Quintero, informó que en muchas ocasiones las personas que limpian los vehículos no obtienen el permiso de los conductores y aun así se lanzan sobre el automóvil.

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