REVISTA DE POR ACÁ

Con el objetivo de mostrar la cultura regional en todos sus aspectos, apareció en su segunda época en 2007, en formato electrónico.

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sábado, 21 de febrero de 2009

En los Santorales, ¿quién es responsable?



Nada pasa porque sí. Y las cosas no deben seguir pasando como han estado pasando.


No es un juego de palabras. La población tampoco quiere que le jueguen con palabras, ya está harta de eso. Y los funcionarios deben asumir su responsabilidad, cumplir con ella, en lugar de querer seguir jugando con las palabras.


Al menos el diario La Crónica –no he dado seguimiento a los otros periódicos de la localidad— informó el pasado 14 de febrero de la tragedia tan grande que han estado viviendo habitantes del poniente de la ciudad (del área conocida como Los Santorales).


Ese día, el rotativo dio a conocer que en los últimos meses habían fallecido ocho personas –de entre 4 y 26 años de edad— en forma sorpresiva. Las causas de las muertes eran desconocidas, pero todas las víctimas habían presentado síntomas parecidos: “eran personas sanas que solamente empezaron a tener mucha temperatura, vómito e hinchazón”, según escribió el reportero Xavier Barba el domingo 15 pasado.


Desde el mismo sábado 14 el periódico había publicado el punto de vista oficial, que negaba una posible relación entre las muertes. La doctora Martha Lorena Nava, coordinadora del Departamento de Epidemiología de Isesalud, había explicado que un comité interinstitucional evaluaba la situación.


A través de este comité –explicó a La Crónica-- se realizó el análisis retrospectivo de la mortalidad y morbilidad registrada durante los años 2006 al 2009 en Jurisdicción Mexicali, encontrándose que no existe relación directa por contacto de un caso con otro, ni una fuente de infección común.


Se ha corroborado dos casos de meningitis, uno viral y otro bacteriano, que por la propia enfermedad no hay relación directa entre ellos, de los cuales uno evolucionó favorablemente dándose de alta a su domicilio por mejoría.


El resto de las defunciones, objeto de preocupación y estudio por haberse presentado en esta área, corresponden a otras causas como neumonías, bronconeumonías o complicaciones después de una cirugía.


Y en cuanto a las medidas que estaba tomando el área de Salud del gobierno estatal, dijo que “se han realizado visitas a las escuelas de la zona, impartido pláticas a los padres de familia, así como a maestros de dichos planteles”.



"Nos dio esperanzas de que nos van a poner atención".


Pero la población de las colonias San Jacinto, San Clemente, La Luna y Santa Isabel, entre otras del área, no estaba satisfecha ni mucho menos tranquila. Habían visto morir uno tras otro a vecinos, familiares y amigos. Sentían temor y esperaban respuestas.


Algunos de ellos suponían que la causa podría estar en los químicos que se esparcen en la fumigación de las parcelas cercanas. Según dijo a los reporteros el residente del área José Juan Villa, las avionetas pasan cerca de los domicilios.


Pero el miedo y la incertidumbre se incrementaban ante la nula respuesta de las autoridades. El propio secretario de Salud, José Guadalupe Bustamante, declaró a La Crónica el mismo día que se publicó la noticia por primera vez, que ignoraba sobre los hechos.


Al cierre de la edición de ese sábado, es decir, aproximadamente a la medianoche –casi veinte horas después de que se había informado de esta situación—, el funcionario aún carecía de notificación alguna al respecto.


Y no obstante que aseguró en esa misma ocasión que revisaría el caso, en los días siguientes las autoridades mantuvieron su desatención de las advertencias y las manifestaciones de dolor de los vecinos, cuantimás de sus exigencias de que les explicaran lo que ocurría.


No corría prisa en ellos. Los deudos debían esperar a que se realizaran las autopsias, y –según el informante Villa— los resultados del análisis de uno de los cuerpos no estarían hasta el próximo 1 de marzo.


No fue hasta el lunes 16 cuando en el Hospital General se empezaron a hacer los estudios correspondientes. De acuerdo con la nota publicada el miércoles 18 por el reportero Carlos Lima, cinco familiares de fallecidos habían sido citados en esa fecha para analizar muestras de su sangre.


Los había atendido “el epidemiólogo Moisés Rodríguez Lomelí, quien les explicó que se está haciendo una investigación sobre los decesos”. Eso confortó un poco a los deudos: “El doctor nos dio esperanzas de que nos van a poner atención”, comentó al periodista Rosalba Cortez, tía de la niña Mayra Ventura, de 13 años, quien pereció a principios de febrero.


Pero el gobierno se empeñaba en la negativa. El jueves 19 aparecieron en el diario declaraciones de la jefa de epidemiología del Isesalud, Angélica Pon, quien aseguró que los fallecimientos de las personas se debieron a causas como meningitis, encefalitis, apendicitis y neumonía”.


Informó en su nota la reportera Adriana Buendía:


La funcionaria aseguró que se realizaron monitoreos epidemiológicos y no se ha encontrado relación entre las muertes.


Reveló que desde octubre se atendieron en el Hospital General a 10 pacientes del área Poniente de la ciudad que tenían en común la fiebre.


Las personas que fallecieron por meningitis bacteriana y encefalitis empezaron con infecciones de vías respiratorias altas que se complicaron, pues cuando llegaron al hospital, ya no se podía hacer mucho por ellos, apuntó.


Explicó que la única epidemia que se presenta en esa área es el pánico generalizado, el cual puede condicionar enfermedad por la sugestión de la gente, sin embargo seguirán investigando.



“¡Queremos respuestas, podrían ser sus hijos!”


El pánico, no había de otra. La gente se asusta, se sugestiona y muere de miedo. Pero, para que no dijeran que los funcionarios no estaban haciendo nada, seguirían investigando.


Sin embargo, la noche de ese mismo día en que la jefa de epidemiología daba a conocer tan científica conclusión, falleció la niña Paola Pérez Martínez, de 7 años, residente de la colonia San Jacinto, convirtiéndose así en la novena víctima.


Informó ayer viernes el reportero Xavier Barba:


La menor antes de morir tenía los mismos síntomas que presentaban los otros casos.


(…)


Los síntomas que presentaba eran mareo, vómito y fiebre, los mismos de los otros ocho casos.


Vecinos de la menor comentaron que la niña empezó con temperatura y muchos granos, por lo que fue llevada el viernes pasado al Hospital General y falleció 5 días después.


En la misma edición de La Crónica se dio a conocer que apenas el jueves por la mañana –cuando había pasado casi una semana de la primera publicación sobre estos sucesos— “el departamento de epidemiología (…) sostuvo una reunión de información con residentes de Santorales con la intensión de responder sus dudas y comenzar con estudios en cada casa”.


Sin embargo, los habitantes de ese populoso y marginado sector de Mexicali no se mostraban todavía conformes:


Con 24 años de vivir en la colonia San Jacinto, la señora Alicia Alcaraz dijo no estar satisfecha con la información de las autoridades, pues no les dan una explicación del por qué en tan corto tiempo las personas fallecieron.


Y ya no aguantaron más:


Cerca de 300 residentes de la zona de los Santorales –reza la nota firmada hoy por Barba— realizaron (ayer viernes) una marcha y cerraron la circulación vehicular del bulevar de Lázaro Cárdenas y calle Once, por cerca de tres horas, provocando lento tráfico en el área.


Inconformes y exigiendo una respuesta clara del por qué han muerto nueve personas de forma misteriosa en los últimos seis meses, decidieron marchar unos, y otros se trasladaron en algunos vehículos hasta dicha vialidad.


Aproximadamente a las 11:00 horas iniciaron su recorrido desde la colonia San Jacinto, tomando completamente la ampliación de Lázaro Cárdenas, interrumpiendo el transito local.


“¡No más muertes, queremos solución!”, gritaban a una sola voz los manifestantes inconformes con las explicaciones que el sector salud les dio a conocer en los últimos días.


Niños cargados en brazos, algunos hasta con tapa bocas por temor a enfermarse y tomados de las manos de sus madres, caminaban por la calle con dirección al monumento a Francisco Zarco.


Cerca de las 12:00 horas se encontraban ya en el bulevar cerrando la vialidad por completo, por lo que los vehículos que provenían del centro de la ciudad o de la carretera a Tijuana tuvieron que ser desviados por otras vialidades.


Treinta minutos después de haber iniciado el paro, un grupo de manifestante se dirigió al Poder Ejecutivo en el Centro Cívico de la Ciudad, mientras que el resto continuaba con el bloqueo y las consignas en contra de la inactividad del gobierno.


“¡Queremos respuestas y soluciones a lo que está pasando en nuestra colonia!”, “¡No queremos ese virus!”, “¡Queremos respuestas, podrían ser sus hijos!”, gritaban los manifestantes.


Leticia Ramírez, madre del joven Jorge Gaxiola, quien forma parte del grupo de personas que fallecieron, se encontraba en la marcha exigiendo una respuesta clara de los motivos de la muerte de su hijo.


“Nos comentaron que le harían una autopsia, pero aun no tienen los resultados y comentaron que hasta marzo la tendrían”, comentó con lágrimas en sus mejillas.


Una comitiva de médicos intentó dialogar con los manifestantes, sin embargo rechazaron escuchar las explicaciones exigiendo ser atendidos por el Gobernador o el Secretario General de Gobierno.


Alrededor de las 13:00 horas, los colonos llegaron a las oficinas del Poder Ejecutivo, solicitando ser atendidos por el Gobernador.


Empleados de atención ciudadana comentaron que el Gobernador se encontraba fuera de la ciudad.



El bicho


Nunca fueron atendidos, pues, ni por el secretario de Salud, ni por el secretario general de Gobierno ni por el mismo gobernador, que en todos estos días jamás se pronunció sobre este tema.


Sin embargo, acorraladas por la presión popular, las autoridades ayer mismo debieron reconocer que las muertes sí estaban relacionadas entre sí y no se debían a una sugestión. En tanto que la epidemióloga Pon informó que seguirán en la búsqueda de información que permita establecer alguna relación entre los nueve decesos, el propio secretario de Salud, José Guadalupe Bustamante, dio a conocer que en los últimos tres fallecimientos detectaron la presencia de la bacteria rickettsia, aunque dijo que no se puede aún asegurar que ésta haya sido la causa de las muertes.


Y explicó “que este es un ‘bicho’ que se contagia a las personas a través de algunos mosquitos, garrapatas, piojos y chinches”. Y agrega en su nota informativa la reportera Adriana Buendía:


Los síntomas que se pueden presentar por la infección por Rickettsia son fiebre, dolor abdominal, granos en la piel, sueño e infección en las vías respiratorias, indicó.


El director del Hospital General, Caleb Cienfuegos, declaró que aproximadamente el 90% de los casos de Rickttesia se presentan con síntomas parecidos a la gripe.


Manifestó que el último deceso de la menor de 7 años fue el que dio mayores indicios de Rickettisia.


Fue necesario, pues, que fallecieran nueve personas y que transcurriera medio año para que las distintas instancias de gobierno se preocuparan por este sector de nuestra comunidad. Además de los estudios que en estos días han estado realizando, las actividades en beneficio de los Santorales se intensificarán en los próximos días, en un trabajo –que esperemos sea debidamente coordinado— que efectuarán "el sistema Educativo Estatal, Sagarpa, Sefoa, Profepa, Regulación Sanitaria y Servicios Públicas Municipales", de acuerdo a lo informado por la mencionada funcionaria de Isesalud.


Pon detalló –escribe hoy Adriana Buendía-- que ya se tomaron muestras de la tierra y el agua del área, pero los resultados tardarán, ya que se enviaron a la ciudad de México.


Agregó que partir del lunes se va a empezar la encuesta de riesgo con 60 mil personas en el área con el personal de Regulación Sanitaria, para encontrar a sujetos que podrían ser blancos de infecciones.


Mientras que el sábado y domingo se hará una trabajo para buscar larvas, mosquitos algunos otros agentes que estén provocando daño en la población, declaró.


El trabajo personalizado se hará a partir del lunes, aclaró, es decir que el personal de salud pasará casa por casa para establecer riesgos y ayudar a los habitantes a mejorar las condiciones de salud.


A la par, tal como publica Xavier Barba también este día:


Varias cuadrillas de salud, obras públicas municipales, miembros de la Secretaría de Agricultura, así como también de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, comenzaron ayer con jornadas de trabajo en los Santorales.


Salud, limpieza y ecología son los factores que se empezaron a trabajar en las colonias donde han muerto hasta el momento nueve personas por motivos aún no claros.


La brigada de once unidades de la Secretaría de Salud inició una inspección casa por casa, realizando una primera revisión médica a menores y adultos.


Epidemiólogos realizan inspecciones en los diversos domicilios.


Los médicos y enfermeras realizaban consulta y hacían una valoración de los menores preguntándoles si tenían alguna especie de mareo, gripa o tos.


En el transcurso del fin de semana la brigada médica continuará con la finalidad de vacunar a todos los habitantes de la zona que se estima son cerca de 60 mil.



¿Más niños ahogados?


En lo personal me interesa destacar aquí la trascendente labor que pueden y deben realizar los medios de comunicación en beneficio de la sociedad. Definitivamente, debemos reconocer que una importante presión fue ejercida por la investigación y el seguimiento que La Crónica ha estado realizado sobre esta situación.


Habrá que ver si en toda esta tragedia existe responsabilidad por parte de la Secretaría de Salud, al menos por la deficiente comunicación y coordinación entre sus distintas áreas. ¿Cómo fue posible que no detectaran lo que estaba ocurriendo? ¿Es que no se efectúan estadísticas de las enfermedades que se presentan y de las muertes causadas por algún padecimiento?


¿Dónde está el área de comunicación social de la secretaría? ¿Cómo puede explicarse que casi veinte horas después de que fue publicada por primera vez la información, el titular del área se mostrara ignorante al respecto?


¿Y qué decir de la ligereza con que los funcionarios abordan las tragedias? Qué facil es achacar a una sugestión lo que ocurre, cuando estaba bastante claro que los síntomas de las personas que fallecieron habían sido los mismos. ¿Es que creen que la gente es tonta?


¿Por qué el secretario no recibió personalmente a los vecinos inconformes? ¿Por qué no lo hizo el secretario de gobierno, si la manifestación realizada ayer había sido anunciada desde el jueves; por qué no se mantuvo en su oficina a la espera? ¿Hubiera hecho lo mismo el funcionario si huubiera estado a las puertas de una precandidatura?


¿Y el gobernador?... Bueno… demostró una vez más su simbiosis con la carabina de ambrosio…


Tras el niño ahogado se tapa el pozo. Tras nueve decesos, tras el pérdida intempestiva y el dolor lacerante para nueve familias, se toman medidas que debieron adoptarse hace mucho, de manera preventiva.


¿Qué pasará en el resto de las colonias marginadas, donde la contaminación es evidente y debería ser preocupante? ¿Será necesario que se presente una situación similar, para que las brigadas del gobierno acudan a educar a la población, a sensibilizarla, a evaluar los daños causados por el deterioro ambiental y el hacinamiento, y así tomar medidas correctivas? ¿No es posible prevenir? ¿No les interesa prevenir?


¿No les resonará en los oídos y en la conciencia el grito desgarrador de los habitantes de los Santorales: “¡Podrían ser sus hijos!”?


¿Necesitamos más niños ahogados para tapar los demás pozos?

Nota: los textos de La Crónica los tomé, como siempre, de su edición electrónica, y en todos los casos he respetado la ortografía y la redacción originales.

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