REVISTA DE POR ACÁ

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jueves, 5 de febrero de 2009

¿Y los Águilas? Bien, gracias...


Para aguar un poquito la fiesta que se está viviendo actualmente en la ciudad, con motivo de la Serie del Caribe 2009, creo muy oportuno recordar los señalamientos que hizo a mediados de enero el periodista Antonio Magaña respecto del club Águilas de Mexicali y su presidente, Dío Alberto Murillo, a propósito de la competencia beisbolera internacional.

Es lamentable que los medios de comunicación en su conjunto se deslumbren con el espectáculo --bueno, también con la publicidad que éste acarrea-- y hagan a un lado su principal compromiso, que es el de informar de manera objetiva y crítica.

No soy deportista ni me interesa el beisbol como tal, pero sí me molestó muchísimo cuando leí la columna Punto Norte de Magaña y me enteré de que Mexicali sería solamente espectador en esta versión de la Serie del Caribe, pues el club local había quedado descalificado.


¡Nadie en los medios lo había comentado, ni lo han comentado después! ¡Todo son elogios a la excelente organización -dicen-- de los eventos de esta semana!

Independientemente de los buenos resultados que pueda haber para la imagen de la ciudad y su economía, creo que vale la pena revisar estos señalamientos del columnista y reflexionar sobre ellos. ¿Hacia dónde se va nuestro dinero?

Hasta donde estoy enterado, el señor Murillo no ha desmentido las acusaciones que le hace Antonio Magaña.

Punto Norte

Política del azadón

Antonio Magaña

En Baja California hace muchos años que se le dijo adiós a la mano invisible del mercado. Hace mucho tiempo que el Estado interviene para apoyar a un grupo de neo empresarios, acostumbrados a mamar y dar de topes.

El Gobierno les coloca pavimento frente a sus propiedades y no les cobra. Desvía un bulevar para que pase por sus parcelas o les informa por dónde va a pasar una nueva vialidad, para que compren terrenos baratos y los vendan caros.

Les crea fideicomisos con dinero público o les paga litigios internacionales, absurdos e irresponsables, como el que iniciaron los dueños del Consejo de Desarrollo Económico de Mexicali en contra de los Estados Unidos, para impedir el revestimiento del Canal Todo Americano.

Los neo empresarios no le piden al gobierno, le exigen, y cuando lo hacen, quieren más gobierno y menos sociedad y se olvidan de la no intervención del gobierno en la economía, de sus críticas al paternalismo, del principio de subsidiaridad y de la libre empresa.

Uno de los grandes beneficiarios de los gobiernos del cambio es el presidente del Club Aguilas de Mexicali, Dío Alberto Murillo, a quien durante el sexenio pasado se le entregaron 120 millones de pesos para remodelar su parque de beisbol, al que sin pedirle permiso a nadie le impuso el nombre de “Casas Geo”.

El año pasado, el gobierno guadalupano le dio otros 30 millones de pesos destinados a la instalación de un elevador, para que no se agite al subir al segundo piso del estadio. Hace dos semanas, en un juego de beisbol, el empresario le exigió otros 3 millones al Gobernador.

Además de pedir y pedir dinero del erario, y de no informar cuánto ha invertido de su bolsa en el parque, Murillo le exigió al mandatario que pusiera a su disposición todas las dependencias, para sacar adelante la Serie del Caribe en la que no participarán los Aguilas de Mexicali porque, como ya se hizo costumbre, fueron eliminados.

¿Con qué derecho exige todo esto el señor Murillo? ¿Por qué el Gobierno del Estado le regala esa cantidad de recursos a una empresa privada, que no tiene un ápice de corresponsabilidad con el gobierno y mucho menos con la sociedad? ¿De qué sirve el “Flamante Estadio”, si no tiene un buen equipo, si se defrauda y burla a la afición?

Desde que don Mario Hernández renunció a la presidencia de los Aguilas no se contratan buenos jugadores. Desde entonces, de manera constante, el equipo integrado con beisbolistas mediocres no sale del sótano. El espectáculo es deprimente. Los Aguilas se han convertido en el hazmerreír de la Liga Mexicana del Pacífico.

En otros estados son muy criticados los gobiernos que patrocinan equipos deportivos, por meterse a esta aventura populista y darle circo al pueblo. Pero aquí estamos peor, porque se invierten millones de pesos en un club que ni siquiera es del gobierno, sino de un grupo de empresarios tacaños y aprovechados.

Guadalupe Osuna dice que su gobierno es de resultados. Si aplicara esa política con los Aguilas, que han defraudado las ilusiones de los aficionados, y provocado que el nombre de Mexicali sea motivo de burla en el circuito invernal, no le daría ni un cinco a Dío Murillo y le exigiría que devolviera el dinero público que se gastó.

Pero Murillo pega arriba y abajo. Hasta a la muy querida Sara Sánchez, del restaurante “Sara’s” la birló. Le pidió durante mucho tiempo servicio de alimentos para los empleados de una de sus empresas. Les cobró ese dinero a sus trabajadores pero no le pagó a Sara, quien con sacrificios ha levantado su popular changarro en donde ella, generosamente, si da de comer a los “estudiambres” y quienes necesiten un taco.

En descargo a su conciencia, todo esto se hace en el nombre de Dios e invocando la protección de la máxima autoridad eclesiástica de la región. Junto con Murillo, el gobierno prefiere el circo y darse golpes de pecho, que invertir en obras que beneficien a las mayorías.

Refilón: Corrientes 348... Las Torres piso 22... No hay portero ni vecino, adentro coctel y amor...

¿Quién pompó?: ¡Qué bonitas casas del fraccionamiento El Mirador, en Tijuana, todas pintaditas de azul!... ¿De quién son?

Misterio sin resolver: ¿Qué pasó con el terreno de las Cueva de Los Leones, de Mexicali?

Antonio Magaña es comentarista político y conductor de noticieros.

El artículo lo obtuve de: http://www.lacronica.com/Columnas/VerColumna.asp?NumNota=611491

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